
Uno de los primeros pasos en la búsqueda de un hombre por definir su estilo es adquirir prendas que sean sencillas de combinar. En este sentido, no hay nada más esencial y básico que una remera slim fit. No obstante, esto no significa que sea algo común o malo. Al contrario, su carácter de básico y atemporal le permite amoldarse a cualquier situación. Esto la vuelve una prenda perfecta y que va a tener una gran importancia al momento de armar nuestros outfits.
Esta remera puede ser encontrada en casi cualquier lugar y en una gran variedad de colores. No obstante, no todas son iguales. Para empezar, se aconseja recurrir a los tres colores clásicos. Estamos hablando del negro, blanco y gris. Estas tres versiones son los infaltables que todo hombre debería tener listos para cualquier ocasión.
Otros de los puntos fuertes de esta prenda es que puede ser combinada con una enorme cantidad de outfits en diferentes estilos. Desde algo formal, como puede ser un traje, hasta una combinación más streetwear como un jean y campera o incluso de base a un outfit con más hype. Las oportunidades son infinitas. Una vez tengamos estos básicos, podemos optar por más colores que nos gusten. Una muy buena elección es optar por los tonos tierra en el otoño e invierno, y por colores más vivos en los meses de calor. De todos modos, esto puede ir dependiendo de los gustos y las tendencias, pero eso lo dejamos para otro artículo.
Ahora bien, ¿cómo hacemos para asegurarnos que nos quede a la perfección? La principal diferencia entre una remera slim fit y una regular fit, es que la slim fit es más ajustada al cuerpo. De todos modos, debemos evitar que nos apriete demasiado al punto de que sea incómoda. La remera debe amoldarse al cuerpo resaltando nuestra figura de forma elegante sin asfixiar ninguna parte de este. Por otro lado, el largo es esencial. No importa qué tipo de cuerpo tengas, la manga de esta remera no debería sobrepasar la mitad de tu bicep y debería estar ajustada levemente a él. De esta manera, nos hará lucir más estilizados. Si tu remera es un poco más larga en el bicep, siempre se puede optar por hacerle un pequeño doblado, 1 o 2 veces según lo requiera. Esto además de solucionar este pequeño problema, es un detalle que le suma mucha onda al outfit. Por último, el largo de la remera también es importante. Idealmente, una remera no debería sobrepasar la mitad de la zona del cierre de nuestro pantalón. Si seguimos estas pequeñas reglas, no hay duda alguna de que tendremos un armario variado y preparado para cualquier ocasión.
¿Y vos? ¿Ya tenés tu remera perfecta?